Aunque la situación sanitaria está condicionando el desarrollo de las tradicionales “escudelles” (potaje), vale la pena hablar de este evento popular. En situación de normalidad, la escudella de San Sebastián tiene lugar en la plaza de la Germandat (lugar que lleva el nombre de la entidad organizadora). En la última edición, en 2020, se repartieron 2.500 raciones.

La Hermandad de San Sebastián nació hace más de dos siglos como una mutua para ayudar a los enfermos o impedidos a llevar a cabo los trabajos del campo. Podríamos decir que era una especie de seguridad social, en una época en la que este servicio era inexistente. Pero la modernización del país la dejaron sin actividad. El objetivo desapareció, pero se quiso mantener la raíz festiva de la Consorcia o Hermandad de Carnaval, de la que proviene la actual, que está documentada desde 1720.

A pesar de perder el carácter mutualista, la asociación no se disolvió. De esta forma en 1988, la hermandad decidió organizar la primera “escudella”. Desde entonces, cada 20 de enero la plaza de la Germandat se ha llenado del buen olor de la escudella y de ciudadanos que la comparten. Treinta y dos años ininterrumpidos. El 2021 y el 2022 quedarán marcados por la ausencia de este popular manjar que preparan los “escudellaires”.

La “escudella” es un plato graso típico de invierno considerado por muchos como uno de los patrimonios alimenticios pirenaicos más importantes. Para cocinar la “escudella” es necesario hacer un buen caldo. Se utilizan muchos ingredientes: patatas, verdura, legumbres, fideos, arroz, y no puede faltar la vianda de cerdo.